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¿Por qué no puedo?

  • Foto del escritor: De Lágrimas a Canciones
    De Lágrimas a Canciones
  • 4 abr 2024
  • 4 Min. de lectura

“¡Di algo! ¡No te quedes callada!” me gritaba. 


Y es que cada que él comenzaba a discutir, yo guardaba silencio para pensar con mucho cuidado mis palabras, gestos, acciones, todo. Me sentía como en la cuerda floja. Cualquier mínimo movimiento en falso y me tiraría directo a la boca del lobo. Esa sensación de: “ay por favor que no se vaya a enojar” era verdaderamente esclavizante y escalofriante. Por lo que siempre elegía con un exceso de prudencia mis palabras, pero aún así no era suficiente. Pues él terminaba diciendo que yo no tenía la inteligencia suficiente para poder mantener una conversación de adultos, que me portaba como niña, que no pensaba, que nunca entendía, que no era capaz de resolver conflictos, etc. Y así, con el tiempo entendí que si contestaba con cuidado… me atacaba. Si yo respondía con calma… se ofendía. Si yo me defendía… se victimizaba y me obligaba a pedir perdón. Si me enojaba… me invalidaba. Si le pedía perdón y le daba la razón… me humillaba. En fin, con el tiempo yo no entendía por qué yo siempre terminaba siendo golpeada en el autoestima. Pasó el tiempo y un día simplemente me rendí. “Haga lo que haga, igual me va a ir mal” pensé. Así fue como aprendí a no defenderme.


Si en algún momento, con alguna persona, has llegado a pensar cosas como: “No importa lo que diga o haga, siempre termina enojándose conmigo y siendo yo la culpable” O si te pones nerviosa cuando ves que la otra persona probablemente se moleste, porque sabes que su reacción al enojo será desmedida. Si te has sentido, como yo, impotente o sin control y rendida ante la agresión… probablemente hayas experimentado lo mismo que yo experimenté. Se llama INDEFENSIÓN APRENDIDA. Y aquí te lo explico mejor.


Martin Seligman es un psicólogo estadounidense que es conocido por sus experimentos sobre LEARNED HELPLESSNESS, es decir, indefensión aprendida. En donde descubrió que cuando vives en un entorno en donde eres castigado sistemáticamente y hagas lo que hagas recibirás un castigo, aprendes a no defenderte y a someterte más fácilmente. Seligman descubrió que la indefensión aprendida se desarrolla a través de un proceso de condicionamiento, en el cual una persona experimenta situaciones de violencia o abuso de manera repetitiva y no logra encontrar una solución efectiva para protegerse o escapar. Con el tiempo, la persona comienza a internalizar la creencia de que no tiene control sobre su situación y que cualquier intento de resistencia o acción para cambiarla es inútil.


Este fenómeno se presenta en todo tipo de violencia. Por ejemplo, en la violencia psicológica; se observa que al ser constantemente criticada, humillada o manipulada, la víctima pierde su propio criterio respecto de su autoestima o bienestar emocional y, sin quererlo, cede el control a su agresor. En la violencia física, la víctima siente una resignación absoluta a su dolor. Y en la violencia de intimidación o acoso, la víctima pierde el entendimiento de su entorno. Así pues, en todo tipo de violencia, la víctima cede creencias propias al agresor, convirtiéndolas éste en creencias limitantes.





Así que,

si la víctima no se defiende, ENTIÉNDANLO,

NO es falta de voluntad.

Sufrió un lavado de cerebro.




Como puedes ver, es una situación sumamente delicada en donde la víctima realmente no tiene control sobre su realidad y no encuentra la salida al ciclo de violencia. Pero, siempre hay luz y esperanza; y sí, a pesar del infierno que es el haber sufrido abuso psicopático, la indefensión aprendida se puede trabajar y sanar. 


Ahora te explico cómo lograrlo:


  1. Debes tener en cuenta que es un proceso muy complejo y tomará tiempo.

  2. La terapia cognitivo conductual y la técnica EMDR son las más efectivas para la recuperación de eventos traumáticos.

  3. Necesitas formar una comunidad en donde te sientas apoyada, escuchada, valorada y fortalecida. Esto te va a empoderar en tu recuperación.

  4. Infórmate. Ponerle nombre y apellido a cada suceso que viviste, te ayudará a entender tu historia y tendrás mayor control de la situación.

  5. Aprende y practica habilidades de afrontamiento efectivas. Tales como: técnicas de relajación, manejo del estrés y técnicas para establecer límites saludables en tus relaciones interpersonales.

  6. NECESITAS GARANTIZAR TU SEGURIDAD. Busca un refugio seguro, asesoría legal y apóyate en las instancias gubernamentales de tu ciudad para cuidar tu vida, tu integridad y tu seguridad. NO ESTÁS SOLA.

En resumen, la indefensión aprendida en situaciones de violencia, como el abuso narcisista, puede tener un profundo impacto en la salud mental y el bienestar de una persona. Sin embargo, con el apoyo adecuado y los recursos apropiados, es posible sanar y recuperar un sentido de empoderamiento y control sobre la propia vida. 



Tú que me lees, no tengas miedo, eres más fuerte y poderosa de lo que crees. Sólo tienes que alzar la voz y pedir ayuda. Y una vez que hayas salido de ahí, esfuérzate en construir una red segura y en donde sientas que puedes recuperar el control de ti misma. 


Besos, Esther!

 
 
 

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